El tema general de los mercados este año ha sido la incertidumbre. Estamos lidiando con tantos factores y partes móviles sin precedentes (una crisis de salud global, cierre de economías, medidas de apoyo fiscal sin igual, un enorme estímulo monetario, cambios bruscos en el sentimiento del consumidor) que simplemente no hay modelos económicos existentes que puedan dar cuenta de todos ellos. En marzo, un brote de pesimismo global extremo alcanzó su punto máximo, antes de dar paso al creciente optimismo de una recuperación mejor de lo esperado de los bloqueos.
El estado de ánimo más positivo de hoy es bienvenido, pero como ya hemos aprendido, esto podría revertirse nuevamente ante noticias inesperadas. Por lo tanto, seguimos siendo cautelosos sobre cualquier tendencia percibida en los mercados o en la economía a corto plazo. Los inversores deben seguir esperando lo inesperado en el futuro previsible.
Esperamos que persistan altos niveles de incertidumbre hasta, al menos, finales de julio, cuando se publiquen las cifras del PIB del segundo trimestre en EE. UU. Vale la pena reiterar las expectativas actuales de consenso: se espera que presente una caída del 33% en el PIB y una caída del 40% en el gasto del consumidor.
No se espera que estos números se vuelvan positivos hasta el cuarto trimestre del presente año. Aunque el ánimo más optimista en los mercados, desde finales de marzo, es bienvenido, los inversores deben prepararse para el potencial de una mayor volatilidad del mercado a medida que se publican estos datos económicos durante el verano.
En Wise, continuamos manejando esta incertidumbre al enfocar nuestras carteras en compañías de alta calidad con balances sólidos (críticos en tiempos de incertidumbre) y exposición al crecimiento estructural a largo plazo. En lo que va de 2020, esta ha sido una combinación ganadora para nuestros inversores, y esperamos que siga siendo así mientras navegamos por un futuro incierto.
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